Que nada mejor que la risa de un niño para curar las penas, o volver a los tiempos donde éramos pequeños, sin problemas, sin preocupaciones... Que nuestro mayor sufrimiento era no poder salir a jugar, o que mamá no nos dejase salir a la calle porque estaba lloviendo.
Pero, todas las risas, las tonterías, ¿dónde quedaron? ¿Dónde están nuestras conquistas pirata en los castillos del parque? ¿Qué ha pasado con los interminables pilla-pilla ayudándonos de los toboganes para que no pudieran atraparnos?
Todo eso, para la mayoría de la gente, ya no existe. Y es una pena, porque cuando la vida nos asfixia con un millón de problemas, lo mejor es volver a esos tiempos, esos recuerdos que tan sólo son eso, recuerdos, recuerdos de los niños que antes éramos y que vivirán eternamente en nuestro corazón.
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